Estudié psicología en la Universidad Andrés Bello, graduándome el año 2003 con excelencia académica. Desde entonces, he dedicado mi trabajo a la clínica, enfocándome en una escucha que permita captar la singularidad de cada sujeto y el modo en que su sufrimiento psíquico se estructura.
A lo largo de mi carrera, he mantenido una formación constante, convencida de que el ejercicio clínico exige un pensamiento en permanente revisión. Desde mis primeros años como psicóloga, me he dedicado al estudio del psicoanálisis, tanto en espacios formales como en la práctica cotidiana, nutriéndome de supervisiones, seminarios y lecturas que amplían mi comprensión del psiquismo. Este compromiso con la formación me llevó a profundizar en el psicoanálisis no solo como un marco teórico, sino como una forma de pensar la subjetividad, el deseo y los conflictos que atraviesan la vida psíquica.
Realicé un Magíster en Psicología Clínica en la Universidad del Bío-Bío, ampliando así mi perspectiva sobre el abordaje clínico desde distintas vertientes contemporáneas.
En 2021, decidí iniciar mi formación como psicoanalista en la Sociedad Chilena de Psicoanálisis (ICHPA), institución que se distingue por su exigencia teórica y clínica. Durante estos años, he tenido la oportunidad de profundizar en la técnica y en los fundamentos del psicoanálisis de la mano de docentes y supervisores de gran trayectoria, lo que ha enriquecido mi comprensión del trabajo analítico.
Además de mi labor clínica y formativa, soy cofundadora de Arrebol, un centro de salud mental que busca ofrecer un espacio de atención psicológica desde una perspectiva comprometida con la singularidad de cada paciente. Este proyecto ha sido una manera de materializar mi visión sobre la clínica, creando un espacio donde la escucha psicoanalítica pueda desplegarse en su dimensión más rigurosa y humana.
Mi trabajo se sostiene en la convicción de que el psicoanálisis es una disciplina en permanente transformación, lo que implica que el aprendizaje nunca se detiene. Por ello, sigo en formación constante, explorando nuevas perspectivas teóricas y clínicas que me permitan pensar el sufrimiento psíquico con mayor profundidad y acompañar a mis pacientes con el rigor y la sensibilidad que cada proceso requiere.